En el día de hoy, nuestro amado Club Atlético Huracán cumple 103 años de vida.
Son muchos los recuerdos que sobrevuelan mi mente.
Como se hacían interminables los escalones de la tribuna de la calle Luna, hoy Bonavena, cuando con 5 o 6 años los subía persiguiendo a mi papá.
Las caras de los "muchachos" de la tribuna de esa época, personajes a los que yo miraba asombrado ante cada uno de sus gritos y reacciones.
Las publicidades que se escuchaban en la cancha que marcaban épocas, como "Proveeduría Deportiva" o "Pilotos Acuaman".
Babington, Brindisi y Houseman, para mi personajes de fantasía que se corporizaban sólo los domingos para que yo los fuera a ver.
Pero las épocas fueron cambiando, y muy pronto para mí los buenos momentos fueron dando paso a una era oscura, díficil y que coincidió con mi adolescencia, en donde los grandes y los que éramos chicos entonces, empezamos a acostumbrarnos a perder. Desde principios de los 80 hasta acá, los cuatro descensos, las finales perdidas en el 94 y 2009 y variadas humillaciones con goleadas en contra en primera y en el ascenso, nos curtieron la piel, ante poquitos y contados momentos de felicidad, creo yo que encabezados por los "Ángeles de Cappa", que nos permitieron al menos soñar.
Y se que no me equivoco si digo que tantas desdichas nos han hecho más fuertes. Porque el sentimiento que tenemos, más que nunca parece indestructible. Así como yo, porque hoy y cada día más, y hasta más allá del último día de mi vida, yo me siento:
QUEMERO PARA SIEMPRE