La consecuencia del partido
ante Atlético Nacional, fue finalmente darnos cuenta cabalmente, que el equipo
aún no estaba en condiciones de jugar noventa minutos, más aún, un partido del
calibre como el que le esperaba en la fecha uno de la Copa Libertadores. Una
condición física menor que su rival, que también lo superó en jerarquía
individual, fue las razones primarias de una derrota que no dejó dudas y que
fue generosa en el resultado. Los colombianos fueron apabullantes en la segunda
etapa y se llevaron la victoria por 2 a 0.
Síntesis
Martes 23 de febrero de 2016
Copa Libertadores 2016 –
Grupo 4 – Fecha 1
Huracán 0 – 2 Atlético Nacional (Medellín – Colombia)
0-1: 44 1T Marlos Moreno (AN)
define ante Díaz, tras pasar entre los centrales y recibir un pase de Ibargüen.
0-2: 36 2T Orlando Berrío
(AN) define en el área chica a valla vacía, tras eludir fuera del área a Díaz,
luego de un pase filtrado de Moreno.
Árbitro: Roberto
Tobar – Chile - (mal)
Amonestados: Bogado,
San Román (H) / Sánchez, Bocanegra, Armani (AN)
Expulsado: 26 2T
Federico Mancinelli (H)
Huracán: Marcos Díaz; José San Román, Mario
Risso, Federico Mancinelli, Luciano Balbi; Matías Fritzler, Mauro Bogado;
Cristian Espinoza, Daniel Montenegro, Ezequiel Miralles; Ramón Ábila. DT:
Eduardo Domínguez.
Atlético Nacional (Medellín – Colombia): Franco Armani; Daniel Bocanegra,
Alexis Henriquez, Davison Sánchez, Farid Díaz; Sebastián Pérez, Alexander
Mejía; Andrés Ibargüen, Víctor Ibarbo, Jonathan Copete; Marlos Moreno. DT:
Reinaldo Rueda.
Cambios: 17 2T Lucas Chacana por Miralles
(H) / 24 2T Orlando Berrío por Ibargüen (AN) / 33 2T Alejandro Romero Gamarra
por Espinoza (H) / 39 2T Diego Arias por Copete (AN) / 45 2T Luis Ruiz por
Ibarbo (AN).
Figura del partido: Marlos Moreno (AN)
Figura de Huracán: Marcos Díaz
Los colombianos de Nacional,
pasearon su juego rápido, hábil y bien vertical todo el segundo tiempo del
juego ante Huracán que hasta el cierre de la primera parte, cuando se dio el
tanto de la apertura del marcador por parte del visitante, había resistido el
toque preciso del rival, e incluso por momentos se hizo dueño del trámite,
teniendo un par de chances claras, que el arquero Armani se encargó de
neutralizar.
Está claro que luego de un
trámite medianamente parejo en el primer tiempo, un gol justo al cierre de la
etapa fue un golpe que Huracán, no pudo digerir, y más aún, lo hundió en un
letargo. Esa etapa se planteó con un Globo que esperaba prolijo los embates y
salidas rápidas del rival, tratando de no desconcentrarse, y un Montenegro
activo, que trataba de hilar juego teniendo de socio a Bogado, y buscando a un
Ábila, que otra vez se debatía entre dos centrales altos y fuertes.
En ese contexto Huracán tuvo
la primera de riesgo de todo el partido, cuando un tiro libre de Montenegro
desde el borde del área, fue salvado in extremis por Armani, tras un foul
producto de una guapeada de Ábila. Nacional hasta ahí lastima en la contra, y
fue Espinoza primero, y luego Balbi, los que con cruces salvadores aventaron el
riesgo que traían los colombianos. También tuvo Huracán una de riesgo con un
remate lejano y combado de Miralles, que el arquero argentino del visitante
sacó con esfuerzo.
Así llegando al cierre de los
primeros cuarenta y cinco, Huracán dejó de contener y el vallado se rompió.
Ibargüen en una corrida diagonal de la banda al centro, dejó pagando y parado a
Balbi, y le puso un “estiletazo” de pase a Moreno, que picó entre un Mancinelli
que salió al achique y un Risso que quedó petrificado y definió ante soledad
ante un Díaz que no ofreció respuesta. Baldazo de agua fría, en casi la única
llegada concreta del visitante para el cero – uno parcial y el final del primer
tiempo.
Lo que había trabajado
Huracán en esa mitad, con el inicio de la segunda se desdibujó totalmente. Si
bien Bogado remató y Armani atajó en dos tiempos, el equipo pareció de repente
un “juguete sin pilas”, que padeció a su vez, la levantada de un rival que
comenzó a demostrar una jerarquía individual, en especial en sus cuatro
jugadores de ofensiva, muy superior a lo que el bloque defensivo de Huracán
podía aguantar. Así se fueron sucediendo, una a otra, situaciones manifiestas
de gol, ante una defensa que desapareció y volantes de contención que no
detenían a los lanzadores colombianos ni con un lazo. Balbi por su banda era
superado en velocidad como si estuviese parado; San Román no encontraba
ubicación y no cerraba ni una vez; Risso parecía un juguete “playmobil”
antiguo, que quedaba en ridículo cada vez que trataba de interceptar rivales, y
Fritzler y Bogado ya no le daban las piernas para correr a los morochos que
cada vez parecían juntar más energía. En ese marco, Mancinelli se debatía,
rodeado de un panorama desolador, y pronto se “le salió la chaveta”, pegó una
“murra” contundente y se fue correctamente expulsado. Sumemos a esto, que
Huracán no generaba absolutamente nada en el poquísimo rato que tenía la
pelota, con lo cual, sólo quedaba esperar que el rival no la emboque, y que un
milagro, otra vez un milagro, llegase.
Pero dos se dieron, un
tercero no, y el segundo gol del rival llegó. Pase filtrado ante una defensa
desarmada y descolorida,, y definición perfecta tras amague a Díaz de Berrío,
uno de los ingresados. Queda solo agregar, que fácilmente fueron ocho o nueve
las acciones de gol clarísimas que tuvo el visitante, en lo que pudo ser una
goleada en contra. Pero entre su ineficacia, un cierto dejo de “cancherisno” y
Marcos Díaz, la figura del Globo que salvó tres mano a mano, la goleada no
llegó, y el marcador quedó en 0 – 2.
La mejor conclusión de lo que
fue el partido, la dejó minutos después el DT quemero Domínguez, al afirmar que
el partido no debió haberse jugado. Lo que queda es esperar a que el grupo
cierre sus heridas, como ya dijimos, las físicas y las espirituales, y vuelva a
poner la cabeza en la competición, sobretodo y en especial, de la local, para
no sufrir, como el “karma quemero” para presuponer. Una buena: la despedida del
público, sonó a “abrazo contenedor” y no a crítica, y eso es la señal de
comprensión.
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