sábado, 27 de febrero de 2016

No se debió haber jugado

La consecuencia del partido ante Atlético Nacional, fue finalmente darnos cuenta cabalmente, que el equipo aún no estaba en condiciones de jugar noventa minutos, más aún, un partido del calibre como el que le esperaba en la fecha uno de la Copa Libertadores. Una condición física menor que su rival, que también lo superó en jerarquía individual, fue las razones primarias de una derrota que no dejó dudas y que fue generosa en el resultado. Los colombianos fueron apabullantes en la segunda etapa y se llevaron la victoria por 2 a 0.




Síntesis


Martes 23 de febrero de 2016

Copa Libertadores 2016 – Grupo 4 – Fecha 1

Huracán 0 – 2 Atlético Nacional (Medellín – Colombia)


0-1: 44 1T Marlos Moreno (AN) define ante Díaz, tras pasar entre los centrales y recibir un pase de Ibargüen.

0-2: 36 2T Orlando Berrío (AN) define en el área chica a valla vacía, tras eludir fuera del área a Díaz, luego de un pase filtrado de Moreno.


Árbitro: Roberto Tobar – Chile - (mal)


Amonestados: Bogado, San Román (H) / Sánchez, Bocanegra, Armani (AN)


Expulsado: 26 2T Federico Mancinelli (H)


Huracán: Marcos Díaz; José San Román, Mario Risso, Federico Mancinelli, Luciano Balbi; Matías Fritzler, Mauro Bogado; Cristian Espinoza, Daniel Montenegro, Ezequiel Miralles; Ramón Ábila. DT: Eduardo Domínguez.

Atlético Nacional (Medellín – Colombia): Franco Armani; Daniel Bocanegra, Alexis Henriquez, Davison Sánchez, Farid Díaz; Sebastián Pérez, Alexander Mejía; Andrés Ibargüen, Víctor Ibarbo, Jonathan Copete; Marlos Moreno. DT: Reinaldo Rueda.


Cambios: 17 2T Lucas Chacana por Miralles (H) / 24 2T Orlando Berrío por Ibargüen (AN) / 33 2T Alejandro Romero Gamarra por Espinoza (H) / 39 2T Diego Arias por Copete (AN) / 45 2T Luis Ruiz por Ibarbo (AN).


Figura del partido: Marlos Moreno (AN)

Figura de Huracán: Marcos Díaz


Los colombianos de Nacional, pasearon su juego rápido, hábil y bien vertical todo el segundo tiempo del juego ante Huracán que hasta el cierre de la primera parte, cuando se dio el tanto de la apertura del marcador por parte del visitante, había resistido el toque preciso del rival, e incluso por momentos se hizo dueño del trámite, teniendo un par de chances claras, que el arquero Armani se encargó de neutralizar.

Está claro que luego de un trámite medianamente parejo en el primer tiempo, un gol justo al cierre de la etapa fue un golpe que Huracán, no pudo digerir, y más aún, lo hundió en un letargo. Esa etapa se planteó con un Globo que esperaba prolijo los embates y salidas rápidas del rival, tratando de no desconcentrarse, y un Montenegro activo, que trataba de hilar juego teniendo de socio a Bogado, y buscando a un Ábila, que otra vez se debatía entre dos centrales altos y fuertes.

En ese contexto Huracán tuvo la primera de riesgo de todo el partido, cuando un tiro libre de Montenegro desde el borde del área, fue salvado in extremis por Armani, tras un foul producto de una guapeada de Ábila. Nacional hasta ahí lastima en la contra, y fue Espinoza primero, y luego Balbi, los que con cruces salvadores aventaron el riesgo que traían los colombianos. También tuvo Huracán una de riesgo con un remate lejano y combado de Miralles, que el arquero argentino del visitante sacó con esfuerzo.

Así llegando al cierre de los primeros cuarenta y cinco, Huracán dejó de contener y el vallado se rompió. Ibargüen en una corrida diagonal de la banda al centro, dejó pagando y parado a Balbi, y le puso un “estiletazo” de pase a Moreno, que picó entre un Mancinelli que salió al achique y un Risso que quedó petrificado y definió ante soledad ante un Díaz que no ofreció respuesta. Baldazo de agua fría, en casi la única llegada concreta del visitante para el cero – uno parcial y el final del primer tiempo.

Lo que había trabajado Huracán en esa mitad, con el inicio de la segunda se desdibujó totalmente. Si bien Bogado remató y Armani atajó en dos tiempos, el equipo pareció de repente un “juguete sin pilas”, que padeció a su vez, la levantada de un rival que comenzó a demostrar una jerarquía individual, en especial en sus cuatro jugadores de ofensiva, muy superior a lo que el bloque defensivo de Huracán podía aguantar. Así se fueron sucediendo, una a otra, situaciones manifiestas de gol, ante una defensa que desapareció y volantes de contención que no detenían a los lanzadores colombianos ni con un lazo. Balbi por su banda era superado en velocidad como si estuviese parado; San Román no encontraba ubicación y no cerraba ni una vez; Risso parecía un juguete “playmobil” antiguo, que quedaba en ridículo cada vez que trataba de interceptar rivales, y Fritzler y Bogado ya no le daban las piernas para correr a los morochos que cada vez parecían juntar más energía. En ese marco, Mancinelli se debatía, rodeado de un panorama desolador, y pronto se “le salió la chaveta”, pegó una “murra” contundente y se fue correctamente expulsado. Sumemos a esto, que Huracán no generaba absolutamente nada en el poquísimo rato que tenía la pelota, con lo cual, sólo quedaba esperar que el rival no la emboque, y que un milagro, otra vez un milagro, llegase.

Pero dos se dieron, un tercero no, y el segundo gol del rival llegó. Pase filtrado ante una defensa desarmada y descolorida,, y definición perfecta tras amague a Díaz de Berrío, uno de los ingresados. Queda solo agregar, que fácilmente fueron ocho o nueve las acciones de gol clarísimas que tuvo el visitante, en lo que pudo ser una goleada en contra. Pero entre su ineficacia, un cierto dejo de “cancherisno” y Marcos Díaz, la figura del Globo que salvó tres mano a mano, la goleada no llegó, y el marcador quedó en 0 – 2.

La mejor conclusión de lo que fue el partido, la dejó minutos después el DT quemero Domínguez, al afirmar que el partido no debió haberse jugado. Lo que queda es esperar a que el grupo cierre sus heridas, como ya dijimos, las físicas y las espirituales, y vuelva a poner la cabeza en la competición, sobretodo y en especial, de la local, para no sufrir, como el “karma quemero” para presuponer. Una buena: la despedida del público, sonó a “abrazo contenedor” y no a crítica, y eso es la señal de comprensión.



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