martes, 2 de abril de 2013

No traten de entenderlo

Jueves 28 de marzo, 18 horas.

Llegué con lo justo al barrio. La caravana, se estaba empezando a mover. Vi muchas mujeres y varios chicos. Varones jóvenes y viejos. Todos unidos. Embanderados. El Globo rojo en el pecho era sensación de unidad. Esa misma que en su política jamás encuentra.

Demostración de cariño, un homenaje de los hinchas hacia los hinchas y su pasión. Casi 50 cuadras, desde el Parque hasta el mismísimo centro de la ciudad. De esa ciudad que asiste asombrada a la manifestación. Como gran anécdota, me queda esa charla en Corrientes y Paraná, con un grupo de turistas uruguayos. Me paran y de forma muy cortés pero inquisidora, me dicen: ¿qué festejan? ¿qué es esto?. Mucho me costó, contar con mis palabras mezcladas de emoción, lo que estaba pasando. Me costaba entenderlo a mí también. Al irme me felicitan, me dicen ¡qué lindo debe ser sentir lo que ustedes sienten!, "esto en Uruguay, no pasa..."

¿Que lleva al quemero, a festejar y demostrar su amor por los colores, cuando no tiene nada para festejar, y todo para estar triste?.

¡Ojo! Yo no adhiero a estos que pregonan, "el hincha de Huracán es el mejor del mundo". Lejos, muy lejos estamos de eso, y los últimos años lo demuestran.

Yo entiendo, que al hincha de Huracán, al verdadero y no al que está pago, lo mueven varios sentimientos, que se mezclan y encapsulan en un globo rojo sobre una casaca blanca. Y que cuando saltan a flor de piel, reniegan de los malos momentos, y dan rienda suelta a un carnaval, al festejo de una religión, que lleva más de 104 años, y que nada ni nadie, podrá matar.

Huracán, un sentimiento, no traten de entenderlo.













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