La
noticia rauda se esparcía por el “mundo Huracán”.
El
jueves 29 de setiembre, por las redes sociales y el barrio entero se difundía
el rumor, que Eduardo Domínguez daría un paso al costado. Dichos comentarios,
que en principio eran “chismes”, se confirmaron el viernes 30 por la mañana,
cuando el plantel dejaba la práctica, sin haber “practicado” luego de conversar
con Domínguez, y el ex DT, unas horas después, daba una “ronda” de prensa, que
confirmaba lo antedicho. Un ciclo que se termina, y algunas “cuestiones” que no
le gustaron, eran las excusas exhibidas, que dejan a la luz cierta desconexión
con la gestión Nadur. Que tan profundas, y cuáles eran esos inconvenientes,
mucho podremos elucubrar, pero poco saber, ya que ambos protagonistas,
Domínguez y Nadur, son desde ese aspecto, inexpugnables.
Claro
está, al rato de difundirse la noticia oficial sobre el mediodía, los nombres
se fueron acumulando, pero queda claro, dado lo que ocurrió muy pocas horas
después, que “el pescado estaba vendido”, y que si pudo haber opciones A y B,
la decisión de no esperar, y de moverse rápidamente era lo que estaba resuelto.
En
ese panorama, por la noche de ese mismo viernes 30, se vinculó a Huracán
Ricardo Caruso Lombardi. Yo debería revisar las notas de este blog, en el que
ya llevo más de cinco años opinando y dejando mi parecer libremente, para
encontrar, casi con seguridad, alguna velada o no tan velada, crítica sobre
este “personaje” del panorama futbolístico local. Sólo voy a recalcar, así como
lo expuse libremente en las redes sociales, que no se trata de un entrenador de
mi gusto, de un declarante demasiado expuesto a los ridículos y que genera
ciertas dudas, por haber sido denunciado por ciertos manejos “extrafutbolísticos”.
Punto
y aparte. Desde que es el DT de mi Huracán, es el mejor de los entrenadores de
fútbol, y le deseo toda la suerte del mundo. El que no crea y sienta esto,
señores, NO ES QUEMERO.
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