Goleada en
contra y despedida del corto paso de Juan Vojvoda como DT de Huracán. River ni
se despeinó y pasó por encima de un Globo más que desinflado, sin alma ni rebeldía,
que recibió cuatro goles por segunda jornada sucesiva.
Síntesis
Sábado 14 de
setiembre de 2019
Superliga 2019
/ 2020 – Fecha 6
Jugado en: Estadio
Tomás Ducó – Ciudad Autónoma de Buenos Aires
Huracán 0 – 4 River
Plate
Goles:
18 1T 0-1: Milton
Casco (RP) define de derecha a palo cambiado de Silva desde el borde del área
chica, tras gran jugada de Fernández y centro atrás de Suárez.
33 1T 0-2: Ignacio
Fernández (RP) de penal, por mano de Bareiro en el área.
46 1T 0-3: Exequiel
Palacios (RP) con espectacular remate a media altura desde 20 metros, por
callejón central al palo izquierdo de Silva.
4 2T 0-4: Nicolás
de la Cruz (RP) toca al gol en la línea al lado del segundo poste, tras centro
atrás de Borré y buena trepada de Casco.
Árbitro: Nicolás
Lamolina (mal)
Amonestados: Arzura, Bareiro, Ibáñez, Gómez (H)
/ Martínez Quarta, Palacios, Pinola, Casco (RP)
Huracán: Antony
Silva; Carlos Araujo, Saúl Salcedo, Mariano Bareiro, César Ibáñez; Lorenzo
Faravelli, Joaquín Arzura, Rodrigo Gómez; Fernando Coniglio, Andrés Chávez, Juan Garro. DT: Juan
Vojvoda.
River Plate: Franco Armani; Gonzalo Montiel,
Lucas Martínez Quarta, Javier Pinola, Milton Casco; Ignacio Fernández, Enzo
Pérez, Exequiel Palacios, Nicolás de la Cruz; Rafael Borré, Matías Suárez. DT:
Marcelo Gallardo.
Cambios: 13 1T Norberto Briasco por Chávez
(H) / 0 2T Adrián Calello por Faravelli (H) / 14 2T Mauro Bogado por Garro (H)
y Jorge Carrascal por Fernández (RP) / 19 2T Lucas Pratto por Borré (RP) / 25
2T Ignacio Scocco por Suárez (RP)
Figura del
partido: Milton Casco
(RP)
Figura de
Huracán: Rodrigo Gómez
Para dejar todo bien comprendido, va el análisis de Nicolás Ziccardi de
Soy Quemero.
Vapuleado y sin crédito
Huracán volvió a ser goleado, esta vez en el Ducó y ante un River
que resolvió con alarmante simpleza. Vojvoda metió mano en los intérpretes pero
el equipo tuvo los mismos problemas tácticos, defendió mano a mano dejando
mucho espacio a sus espaldas y fue exageradamente liviano en ataque aún con
tres delanteros. El Globo no suma y tampoco rinde, genera muy poco y desde el
banco no hay respuestas estratégicas a las falencias.
Con un gran apoyo por parte del Pueblo Quemero saltó Huracán al verde
césped del Palacio Ducó, tras un fin de semana sin actividad y para disputar un
duelo clásico ante River Plate. Se sabía que la parada era brava ante un rival
que en su último juego como visitante por Superliga le había metido 6 al
campeón Racing, de todas formas y luego de caer feo en Rosario se esperaba un
Globo diferente, con otras respuestas.
Vojvoda
metía mano en los nombres, Joaquín Arzura realizaba su presentación como
titular en lugar de Calello, sin embargo y curiosamente estuvo acompañado por
Lorenzo Faravelli, quien regresó al círculo central en lugar de Bogado. En
defensa Carlos Araujo reemplazó a Bettini mientras que César Ibáñez debutó
oficialmente por el suspendido Walter Pérez.
Y mientras hubo partido Huracán fue empuje, ganas, pero poco juego. River
arrancó impreciso y el Globo supo incomodar con la presión alta. La rápida amarilla
a Joaquín Arzura, tras una insólita omisión de tarjeta a Montiel, calentó el
clima en un Palacio que colaboró a que el match se disputara en terreno
visitante. El Globo corría mucho y en trece minutos perdió a Chávez por (una
nueva) lesión que lo sacó de la cancha; Norberto Briasco lo reemplazó.
River parecía nublado pero en su primera oportunidad limpia, a los 18,
encontró el gol. Un despeje defensivo sin precisión dejó desarmado al pibe
Ibáñez, quien perdió el salto y también en su intento de retroceso; Bareiro
salió a cualquier lado y Matías Suárez penetró el vértice derecho del área sin
ninguna oposición para sacar el centro que cruzó todo el rectángulo hasta
encontrar a Milton Casco por el hierro opuesto.
Cuatro futbolistas rivales en plena área contra cuatro del Globo,
entre ellos Silva. 0-1.
En
desventaja el Globo mantuvo su apatía generalizada. Pero la misma era puramente
futbolística, el equipo metía y corría, sin embargo cada vez lo hacía más
detrás de la pelota manejada cómodamente por el rival. Briasco jugaba por el
centro y Coniglio en rigurosa banda derecha, Garro chocaba contra todos pero no
eludía a nadie y todo dependía de lo que pudiera hacer el cada vez más errático
Gómez. ¿Faravelli? Flotando en la intrascendencia, habría que preguntarle al
entrenador qué es lo que pretende de él.
Pero el resultado era corto, o lo fue durante algún tiempo. En una de las
tantas pérdidas del mediocampo llegó la contra que terminó en una clarísima
mano de Bareiro, quien terminó logrando lo que evidentemente buscó. Ignacio
Fernández cobró la factura con zurdazo al medio de un Silva que ya había tenido
un par de apariciones.
2-0, partido liquidado. Lo poco
que hizo Huracán hasta entonces dejaba en claro que el juego estaba definido,
que no había forma de remontarlo. El entrenador no se corrió ni un centímetro
de su esquema, no lo hizo tras comerse 4 en Rosario y tampoco en la desventaja
como local. Huracán estaba abatido y River se lucía, antes del descanso un tiro
largo de Exequiel Palacios, cómodo detrás de la medialuna, estiró la diferencia
a tres.
El complemento arrancó con el ingreso de Adrián Calello en lugar de
Faravelli, pero la cuestión pasaba por cuántos goles más convertiría el rival.
Y el trámite fue el mismo, Huracán intentando atacar con tres ofensivos pero
sin claridad, a la marchanta. Y dejando tremendos huecos en el fondo, con los
marcadores de punta esperando la salida contraria en mitad de cancha. Raro, muy
raro, insistir con lo mismo cuando no hay un rendimiento que dé la confianza
para hacerlo.
River
anotó el cuarto en 5 minutos y con otro pase bajo de poste a poste adentro del
área. Enseguida Bogado por Garro como para intentar ocupar algún espacio, pero
Mauro se movió del centro a la derecha y la cosa no cambió demasiado. Afortunadamente
la cosa no pasó a mayores (Como si 0-4 en casa fuera
poco), y más allá de un claro penal no sancionado contra Coniglio el Globo
jamás estuvo cerca a la posibilidad de convertir. Lejos de eso, pudimos perder
por más.
Golpazo
en casa, de esos que parecía que ya no íbamos a tener, o que hasta hace
realmente poco estaban reservados solo para pesimistas. Se puede perder con
este River, por la mínima o por goleada, pero sumado a lo de Newell´s la
desazón es realmente grande.
Huracán está lejos del resultado, pero pareciera estarlo todavía más de
un rendimiento acorde a la competencia. Y eso es difícil de sostener en el
tiempo, prácticamente imposible.
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