viernes, 11 de mayo de 2018

Un punto que se valorará a futuro


El punto logrado por el Globo en Córdoba se valorará o no tras el fin de semana que viene. En principio se puede decir que se ganó un punto, ya que Talleres lo tuvo a maltraer y fue nuevamente Marcos Díaz que con un par de salvadas sensacionales, logró que su arco se mantenga en cero y de esa forma rescatar el empate que deja a Huracán en la puerta de la clasificación al máximo torneo internacional.



Síntesis

Sábado 5 de mayo de 2018

Superliga Argentina – Fecha 26

Jugado en: Estadio Mario A. Kempes – Ciudad de Córdoba


Talleres (Córdoba) 0 – 0 Huracán


Goles: no hubo


Árbitro: Mauro Vigliano (regular)


Amonestados: Rojas, L. Godoy (T) / Salcedo, Pussetto, Araujo, Calello, Bogado (H)


Talleres (Córdoba): Guido Herrera; Leonardo Godoy, Javier Gandolfi, Carlos Quintana, Ian Escobar; Fernando Godoy, Pablo Guiñazú, Mauro Ortíz, Juan Ramírez; Joao Rojas, Junior Arias. DT: Frank Darío Kudelka

Huracán: Marcos Díaz; Carlos Araujo, Saúl Salcedo, Martín Nervo, Pablo Álvarez; Mauro Bogado, Adrián Calello, Israel Damonte; Ignacio Pussetto, Nicolás Silva; Diego Mendoza. DT: Gustavo Alfaro.


Cambios: 14 2T Aldo Araujo por Ortíz (T) / 21 2T Santiago Silva por Rojas (T) / 24 2T Andrés Chávez / 34 2T Alexis Messidoro por Ramírez (T) / 38 2T Cristian Chimino por Bogado (H) / 42 2T Fernando Coniglio por Silva (H)


Figura del partido: Marcos Díaz



De las manos de Marcos Díaz y de su orden defensivo general, Huracán se trajo un difícil punto de Córdoba y se pone en la fecha final en la antesala y dependiendo de sí mismo, para lograr una clasificación al torneo continental más importante.

Desde el comienzo del juego, fue Talleres que tomó las riendas, volcando el juego por su banda izquierda de ataque, comandado por el peligroso Juan Ramírez en tándem con el ecuatoriano Joao Rojas. Araujo sufrió bastante el dos – uno constante que le provocaban, y el “eterno” Pablo Guiñazú manejaba los hilos de la mitad de la cancha. No obstante, transcurrida la media hora, Huracán lo emparejó, y si bien su nivel de riesgo fue bajo, ya que el juego se tornó parejo, tuvo situaciones un poco más concretas que el rival. En este sentido, influyó poco Pussetto, puesto a volante por derecha, con poco recorrido para llegar a posiciones de peligro. En definitiva, siempre Huracán deja hacer al contrario y lo espera, planteando su juego en ataque a partir de aprovechar el espacio que le ceden.

Al inicio de la segunda parte, y tal el arranque del juego, Talleres salió a buscar la victoria y complicó con un par de llegadas. Lentamente el juego se recompuso una vez para Huracán, pero sobre el final, cuando se preveía que nada pasaría, Talleres tuvo las opciones más claras. Allí apareció Marcos Díaz en toda su expresión, tapando instintivamente un par de situaciones frente a los delanteros rivales, que no pudieron doblegarlo. Final y un empate que, a la luz de los resultados de la fecha no estuvo mal, y que brinda un sabor positivo para llegar al cierre de una campaña a todas luces muy satisfactoria.


Para más detalles, dejo la crónica de Nicolás Ziccardi, de Soy Quemero.


Lo mejor para el final

Huracán igualó cero a cero ante Talleres en Córdoba sumando la unidad necesaria para asegurar su clasificación a la Copa Sudamericana 2019 y seguir dependiendo de sí mismo para transformarla en un ticket de acceso a la próxima Libertadores. El equipo construyó una actuación con muchos matices en la cual dominó y fue dominado, tuvo algunas situaciones claras de gol pero también volvió a apoyarse en el decisivo Marcos Díaz. Ahora el Globo buscará en el último partido de la Superliga, ante Boca en el Ducó, la victoria que lo meta en el máximo torneo continental.

Parada brava y determinante en el Mario Alberto Kempes de la capital cordobesa, allí donde el Club Atlético Huracán se presentaba ante el Club Atlético Talleres, de iguales intereses, con un panorama determinante: una victoria nos clasificaba para la próxima Copa Libertadores mientras que perder nos dejaba virtualmente eliminados. Gustavo Alfaro dispuso el regreso de Israel Damonte en lugar de Andrés Chávez como única modificación del once inicial en el triunfo ante Atlético Tucumán.

Huracán arrancó bien plantado en el campo de juego, con Ignacio Pussetto por banda izquierda y Nicolás Silva en la misma línea que Diego Mendoza siendo Mauro Bogado el cinco que más se movía por la derecha. Parecía que la temprana y apresurada amonestación a Saúl Salcedo incidiría en el desarrollo, sin embargo el central paraguayo mostró todavía mayor temple para convertirse casi de inmediato en el patrón del fondo Quemero.

El Globo empezó a parar el bloque de volantes cada vez más adelante pero esto benefició a la rápida salida de Talleres, como cuando Rojas limpió a Calello y Araujo por la banda, recibiendo una aparente infracción que Vigliano no entendió como penal. El vértigo que intentó imprimir el Matador mermó casi de inmediato y era Huracán quien parecía tener el partido controlado, moviendo la pelota con criterio con Israel Damonte como eje aunque sin el picante necesario para meter el puñal; de todas formas tuvimos la más clara del primer tiempo cuando Nicolás Silva penetró al área local tras bochazo largo que peinó Mendoza y sacó un perfecto zurdazo, casi sin ángulo, que Guido Herrera desvió a córner.

El propio golero de Talleres mostró varias dificultades para detener los centros que lanzó Huracán, aunque no tuvimos el olfato necesario para sacar mayor provecho. La segunda opción más clara también fue nuestra, ya con Pussetto retornando a la derecha, Silva habilitó la sorpresiva aparición de Calello pero Adrián, dentro del área, intentó un fallido pase a Mendoza que resultó desviado cuando todos pedíamos shot a puerta dado la inmejorable posición.

Talleres lo tuvo sobre el cierre con Mauro Ortiz, pero el ex Riestra no aprovechó el espacio que le regaló Pussetto y definió muy mal. Así cerró la primera mitad, y de haber público Quemero en Córdoba sin dudas hubiera despedido con aplausos al equipo. Huracán no se achicó, tomó la iniciativa durante mayor cantidad de minutos y logró las opciones más claras para anotar.

Ya en el complemento el trámite cambió. Talleres salió a quemar naves ante un Huracán más retrasado por mérito rival que por decisión propia, pero aún apretados el equipo no perdió compostura no solidez defensiva. Diego Mendoza tuvo un cabezazo que pudo llevar más peligro aunque la T logró una clarísima con Rojas probando los reflejos de Marcos Díaz; enseguida una súper nítida para nosotros, sin embargo la volea de Israel Damonte, tras otra buena maniobra de Silva, no fue limpia en altura del punto penal.

Huracán fue perdiendo el poco peso ofensivo que tenía y el ingreso de Andrés Chávez por Diego Mendoza nada modificó, incluso el peligro volvió a aparecer con un tiro libre largo de Mauro Bogado que picó realmente cerca del poste derecho de Herrera. Talleres recuperó peligrosidad en el cuarto de hora, y allí apareció nuestro ancho de espadas. Marcos Díaz le bloqueó un mano a mano en velocidad a Aldo Araujo.

Ojo que el Globo, amén a sus dificultades para elaborar juego asociado en campo rival, también se mostraba peligroso con un derechazo del decisivo Carlos Araujo que Guido Herrera salvó con rebote riesgoso. Pero hablábamos de Marcos, ese que se agigantó bloqueando un mano a mano luego que nuestro capitán se mancara de forma inexplicable dejando pasar a Aldo Araujo. Díaz también salvó un gol seguro luego que “Quebracho” Quintana, con clara infracción, cabeceara ante la tremenda volada de nuestro emblema.

Cristian Chimino ya estaba en cancha en reemplazo de Bogado (¿Era necesaria esa amarilla Mauro?) y Fernando Coniglio reemplazó al Mosquito Silva. Los últimos dos minutos de los cuatro adicionados por Vigliano se jugaron en las inmediaciones del área de un Talleres literalmente fundido, sin embargo Huracán tampoco tuvo el resto para aprovechar esta curiosísima situación. Solamente un centro defectuoso de Coniglio que Herrera descolgó perfecto cuando Chávez estaba solo y sin marca.

Final, empate cero a cero y un mundo de sensaciones sobre el partido. No dudo en afirmar que en líneas generales Huracán fue el mejor, contó con más situaciones de gol y logró contener a un equipo que claramente es más peligroso en el mano a mano. Por eso mi bronca, que debe ser la de muchos, de entender que con un poquito más de riesgo ofensivo podríamos habernos llevado todo.
Pero si recordamos nuestra lucha primaria este punto terminar siendo fantástico, ya que nos vuelve a meter en una Copa Internacional. Desde que regresamos a Primera llegamos a la última jornada de los torneos largos necesitando un resultado favorable para no irnos a la B, ahora precisamos ganar para volver a la Copa Libertadores de América; pequeña gran diferencia.

Veremos cómo llega Boca, y el resto de los equipos. Las posibilidades matemáticas varían e incluso podemos meternos perdiendo. Claro está que solo un triunfo nos permite no depender de nadie, por eso lo mejor llegará en el final de la Superliga.

Lo que también ya está decidido, más allá de las formas, es que este plantel y cuerpo técnico merecen una despedida acorde al tremendo esfuerzo realizado. Aplausos para cerrar una temporada soñada por pocos, y respaldo para que quede claro que no nos conformamos en búsqueda de mejorar pensando en lo que viene.



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