Podría haber sido un punto de inflexión lindo para el
cambio del ánimo quemero en general. Pero tras un partido bien jugado por el
Globo, un par de malas decisiones y la confusión generaliza tras la desventaja,
dejaron a Huracán con las manos vacías una vez más, en el clásico tan esperado.
Hermoso marco, una fiesta que no pudo ser completa.
Síntesis
Sábado 13 de mayo de 2017
Primera División -
Fecha 24
Jugado en: Estadio Tomás Ducó – Ciudad Autónoma de Buenos Aires
Huracán 0 – 1
San Lorenzo
Gol:
13 2T 0-1:
Marcos Angeleri (SL) de cabeza en el área chica con arco vacío, tras un centro
atrás de Cerutti, quien había tomado la bola suelta en el área tras un mal
rechazo de un tiro libre.
Árbitro: Fernando Rapallini (mal)
Amonestados: Friztler, Villalba (H) / Mercier,
Blandi, Navarro, Belluschi, P. Díaz, Angeleri (SL)
Huracán: Marcos Díaz; Nicolás Romat, Martín Nervo, Mario Risso, Lucas
Villalba; Lucio Compagnucci, Matías Fritzler, Mariano González; Daniel
Montenegro, Norberto Briasco, Alejandro Romero Gamarra. DT: Juan Azconzábal.
San Lorenzo: Nicolás Navarro; Paulo Díaz,
Marcos Angeleri, Matías Caruzzo, Gabriel Rojas; Juan Mercieri, Franco Mussis; Ezequiel
Cerutti, Fernando Belluschi, Rubén Botta; Nicolás Blandi. DT: Diego Aguirre.
Cambios: 12 2T Diego Mendoza por Montenegro () / 16 2T Patricio
Toranzo por Risso (H) / 28 2T Ezequiel Ávila por Cerutti (SL) / 30 2T Julio
Angulo por Compagnucci (H) / 38 2T Leandro Romagnoli por Botta (SL) / 42 2T
Fabricio Coloccini por Belluschi (SL)
Figura del partido: Nicolás Navarro
(SL)
Figura de Huracán: Matías
Fritzler
Todo el marcco estaba dado para vivir una fiesta que se
complete para renovar el ánimo de todos. Pero una mala decisión del DT y una
jugada fortuita, partieron el trámite del partido en dos, y el Globo nunca más
se pudo recuperar.
Del primer tiempo, sólo cabe decir que Fritzler como
patrón en la recuperación y en el primer toque, con Compagnucci como “ladero”,
tenían la cosa controlada. Montenegro era el que hilvanaba con Mariano González
a pleno e inteligente y comenzaban casi todas las de riesgo, combinando con
Romero Gamarra; y que los laterales Romat y Villalba eran los “pistones” de un
motor que hacía llegar la pelota al área rival. San Lorenzo se plantaba con
seis jugadores quietos en un bloque defensivo sin fisuras, y sin escrúpulos,
tanto para revolear el balón, como para dar un golpe de más. Sin embargo se les
complicaba del medio hacia adelante donde todo dependía de lo que pudiera hacer
Cerutti en forma individual, ya que Belluschi parecía aletargado y no tuvo un
buen desempeño. No obstante, Blandi siempre es de temer, sobre todo ante la
zaga de Nervo y Risso, tan bajos últimamente en lo individual.
Con escenas de riesgo en el área de San Lorenzo, que
Huracán no pudo definir por falta de peso ofensivo (los resbalones de un
impetuoso Briasco lo denotaban), y pocas en la de Huracán, en donde Marcos Díaz
casi no participó, se fue el primer tiempo, sin lograr el objetivo deseado del
gol.
Y más aún la cosa pintaba bien, cuando en los diez
primeros minutos del segundo tiempo, llegó lo mejor de Huracán, con un
Montenegro encendido que tuvo un par de opciones para convertir, destacándose
Navarro, el arquero rival para evitarlas. Pero algo extraño pasa en el minuto
doce, ya que Azconzabal elige sustituir a uno de los mejores quemeros, Daniel
Montenegro, para que ingrese Mendoza, en un intento fútil de obtener potencia
en ataque. Trascartón, jugada siguiente, foul necesario de Fritzler en tres
cuartos sobre la derecha y sube toda la “armada cabeceadora” rival. Centro que
despeja mal Nervo a un costado en el área, la pelota le queda en soledad a Cerutti,
que muy inteligente, ante un Marcos Díaz que lo había ido a atorar, y el cruce
de Villalba que se le venía encima, en vez de rematar al arco, pensó, levantó
la cabeza, y cedió un centro corto a Angeleri, que de cara al arco y sin que un
defensor quemero que lo trataba de detener, tocó de cabeza al gol con absoluta
comodidad. Típico baldazo de agua
helada, caer en desventaja tras sesenta minutos de dominio, diez de ellos muy
concretos.
Minutos después, el DT de Huracán terminó de romper el
equipo, haciendo ingresar a Toranzo por Risso. Eso provocó algo peor. Ya no
estaba Montenegro, un tipo de los peligrosos en función de ataque. Pero el
cambio produjo la “rotura” total del esquema, ya que Fritzler, el mejor, el que
compensaba y quitaba, pasó a la zaga, y se perdió su tarea. Toranzo parado en
su lugar como lanzador, se equivocó en todas y cada una de sus intervenciones.
Con eso, Huracán pasó a ser una suma de voluntades. Más aún cuando el físico
iba relegando a los mejores, como el caso de Mariano González, que se diluyó
completamente en su cansancio.
De allí hasta el final, el rival solo atinó a hacer
tiempo, plantar y apuntalar su sistema defensivo y ver si la pegaba en alguna
contra. Eso no lo pudo hacer, pero lo primero sí, cerrando el juego. Huracán
desde allí, fue individualismo, con Angulo en cancha más aún. Casi voluntarismo
se puede decir. Así las cosas, el partido se fue en el llano de la comodidad de
San Lorenzo y el sin sentido de un Huracán que avanzaba sin razón y sin peso.
Pudo haber sido al final en un arresto por un cabezazo de Mendoza, pero hasta
la suerte faltó a la cita.
Derrota por la mínima, y una fiesta que no pudo ser
completa.
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