El
final del partido nos dejó una bronca acumulada tal, que nos hubiéramos comido
el televisor. Pero eso pasó, y quedó la sensación de amargura, que tras casi un
par de días, aún permanece. El preguntarse una y otra vez, porqué las “oscuras”
decisiones de quienes en teoría deben impartir justicia, nos dejan siempre del
lado de la impotencia, de la tristeza, de darnos cuenta que nada podemos hacer
cuando los “acuerdos” ya están concretados.
Con
un arbitraje, creo aún más escandaloso que el del propio Brazenas en 2009, Huracán
quedó eliminado de la Copa Libertadores ante Atlético Nacional, plantando
batalla cara a cara y vendiendo carísimo la derrota.
Orgullo
y emoción. Eso genera este equipo.
Síntesis
Martes
3 de mayo de 2016
Copa
Libertadores 2016 – Octavos de Final – Partido de Vuelta
Atlético Nacional (Medellín – Colombia) 4 – 2 Huracán
1-0:
23 1T Víctor Ibarbo (AN) de penal, tras inexistente falta de Bogado a Guerra.
1-1:
25 1T Cristian Espinoza (H) define de zurda fuerte, tras gran habilitación de
Bogado luego que Ábila aguantara la pelota al borde del área.
2-1:
13 2T Alejandro Guerra (AN) define en posición sesgada, entre las piernas de
Díaz, tras excelente pared con Berrío.
3-1:
23 2T Alejandro Guerra (AN) define de derecha a colocar, tras recibir un
rechazo corto de San Román y amagar perfecto a la marca de Nervo.
3-2: 31 2T Ramón Ábila (H) con una tijera espectacular al ángulo superior derecho del arco
de Armani, tras centro de Espinoza.
4-2:
48 2T Jonathan Copete (AN) define picando una contra ante Díaz y el cruce de
Nervo, tras habilitación de taco de Torres.
Árbitro: José Argote - Venezuela (LADRÓN)
Amonestados: Ábila, Mancinelli, Bogado (H)
Expulsado: 7 2T Federico Mancinelli (H)
Atlético Nacional (Medellín – Colombia): Franco Armani; Daniel Bocanegra,
Davinson Sánchez, Felipe Aguilar, Farid Díaz; Alexander Mejía, Sebastián Pérez;
Andrés Ibargüen, Alejandro Guerra, Marlos Moreno; Víctor Ibarbo. DT: Reinaldo
Rueda
Huracán: Marcos Díaz; José San Román, Martín Nervo, Federico
Mancinelli, Luciano Balbi; Matías Fritzler, Mauro Bogado; Cristian Espinoza,
Daniel Montenegro, Mariano González; Ramón Ábila. DT: Eduardo Domínguez.
Cambios: 0 2T Orlando Berrío por Ibarbo (AN)
/ 10 2T Mario Risso por Montenegro (H) / 16 2T Alejandro Romero Gamarra por
González (H) / 28 2T Macnelly Torres por Moreno (AN) / 37 2T Jonathan Copete
por Guerra (AN) / 40 2T Lucas Chacana por San Román (H).
Figura
del partido: Alejandro
Guerra (AN)
Figura
de Huracán: Matías Fritzler
¿Se
puede hablar del juego, cuando todo se tiñó de sospechas, de acusaciones y de
enojos por doquier, por un árbitro a todas luces localista y parcial?
A
ver….
En
cuanto al juego, ni bien el mismo comenzó, se notó que Huracán no se iba a
refugiar, y que le planteaba una propuesta atrevida al gran equipo que es
Atlético Nacional. De entrada nomás, presionando bien arriba y con Fritzler
como eje, el Globo tomaba el control del balón y se hacía notar. En diez
minutos nada más, el árbitro comenzó su “show”, parándose cara a cara de Ábila
con un empellón, clavándole una tarjeta amarilla, por continuar una jugada, que
había sido invalidada por un offside, INEXISTENTE. Así empezó este personaje
Argote.
Antes
de eso, un cruce justo cuando Espinoza iba a rematar con peligro, y una acción
que Mariano González no pudo resolver en el área, eran la pauta que Huracán no
se quedaba atrás en el juego. A los ocho minutos, los locales encendieron la
primera alarma al arco de Díaz, cuando un tiro libre de Bocanegra se estrelló
en el travesaño. A pesar del fastidio, Ábila se las ingeniaba en combinación
con Espinoza para generar riesgo y acercarse a los dominios de Armani.
En
veinte minutos y monedas, todo era parejo (hasta se diría algo más Huracán),
hasta que Argote metió la mano. Alejandro Guerra, lejos el mejor de Nacional
esa noche, toma un mal despeje dentro del área, e intenta un sombrero por sobre
Bogado para escapar de su marca. En ese momento, siente que Bogado estira su
pie izquierdo, provocando un leve contacto, y cae pesadamente al piso como si
lo hubieran ejecutado, cuando apenas lo rozaron. Argote, ni lento ni perezoso,
marca el penal, que luego de las protestas, Víctor Ibarbo lo cambia por gol.
El
Atanasio Girardot era un hervidero de gente bramando por la victoria. Dos
minutos después, todo se apagó. Un saque lateral de San Román, cae en Ábila que,
sobre el vértice del área grande, aguanta ante la marca, se acomoda y saca un
pase hacia atrás a Bogado que llegaba suelto. Inteligente, le pone filtrado un
pase al medio del área a Espinoza, que había buscado esa posición tras el
despliegue de Ábila. El pibe controla y saca un zurdazo rápido, apenas dentro del
área, que hizo inútil la estirada de Armani, para poner el empate en el minuto
veinticinco. Sorpresa en Medellín, grito loco en Patricios y Buenos Aires.
Justo un minuto antes de igualar la mayor racha sin anotar goles de toda la
historia… y rompiendo el invicto de la valla de Armani en la Copa, de más de
650 minutos…
Creo
sinceramente, que el gol de Huracán encendió nuevamente el “motor de Argote”,
para destratar a nuestros jugadores. Comenzó por una amarilla sin sentido, en
teoría por demorar, a Mancinelli, y volcando de forma sistemática el juego para
el lado local, cobrando mancha a los jugadores quemeros, y “siga siga” ante los
fouls de Nacional. El juego continuó parejo hasta el cierre de la etapa, con la
salvedad que Nacional tuvo su mejor jugada, la única de riesgo de la etapa, un
minuto antes del final: Andrés Ibargüen dibujó a pura gambeta una escapada en
la izquierda, ridiculizando y dejando en el piso a San Román y Nervo, sobre la
línea de fondo. Llegó al área chica, y ante la salida a achicar de Díaz, tocó
simple a la llegada en soledad de Guerra, que a solo un metro y pico de la
línea de gol, falló en su toque, y la tiró por sobre el larguero, antes del
cierre desesperado de Mancinelli. Cierre de la etapa con un empate que se
evidenciada justo, y que nos favorecía para la clasificación.
Era
de prever, que el comienzo de la segunda parte nos iba a mostrar a un equipo
local lanzado al ataque y tratando de dar el golpe de escena al partido
rápidamente. Los primeros cinco minutos fueron así, con un Globo que tuvo que
retroceder, para defender con firmeza, como Nervo que en un cruce salvador
alejaba el peligro. El DT Rueda de Nacional, en el entretiempo realizó un
cambio que pareció extraño, pero que rindió su fruto: sacó a su “estrella”
Ibarbo, para que ingrese Berrío. Este morocho grandote, se paró como wing
derecho, y desde el primer minuto complicó, y le dio mucho trabajo a Balbi, que
no podía dominarlo.
Pero
el referí, no estaba complacido, si su trabajo no llevaba al local a la
ventaja. En una situación “tonta” del juego, inexplicablemente expulsa, con
roja directa tal que hubiese sido una agresión, a Mancinelli, descalabrando los
planes de Huracán, que en esa “treta” de Argote, se quedó sin uno de sus
puntales. Allí, Domínguez pone a Risso para equilibrar un poco la fuerza
defensiva, sacando a Montenegro y deshilachando las opciones defensivas. Pero
era lo que el partido y la situación pedía.
De
inmediato y contra la adversidad, Huracán casi se pone en ventaja, cuando Ábila
en una contra exige una salvada magistral de Armani. Pero, no siempre es Navidad,
y un par de minutos después, Alejandro Guerra se mete profundo en el área, tras
una muy buena pared con Berrío, y de posición sesgada, le pasa con un remate
bajo, la pelota por entre las piernas de Díaz, para anotar el 2 a 1. Allí
Domínguez dobla la apuesta y Romero Gamarra se metió con muchas ganas en la
cancha, en lugar de un desgastado González.
Las
opciones de gol de Nacional, cerca de los veinte, seguían cayendo sobre Díaz.
De milagro nomás, Ibargüen no anotó, pero trascartón, el mismo jugador se mete
con amagues en el área, y es trabado justo por San Román. La mala fortuna hizo
que la pelota quedara mansa para Alejandro Guerra, que con una gambeta
deliciosa, rompe el esfuerzo de Nervo por tapar, y le clava un misil colocado
al segundo palo a Marcos Díaz, haciendo inútil cualquier esfuerzo. Tres a uno,
en la mitad del segundo tiempo, parecía lapidario. Más todavía cuando el propio
Díaz, salva de forma sensacional el cuarto al mismo Guerra, ya a esta altura,
la figura del partido.
Pero
el orgullo y el amor propio de este grupo de jugadores, emociona. Desde los
veinticinco en adelante, lejos de dar todo por concluido, Huracán adelantó sus
líneas, la presión en el medio se redobló, y los esfuerzos se concentraron en
materia ofensiva, con laterales que se mandaban, y volantes que corrían varios
metros para llegar. Así tomaron el control del partido, y enmudecieron al
estadio en el minuto treinta y uno, con un gol tremendo, que nos ponía a tiro
del empate y el pase de ronda. Ramón Ábila, le hizo “fruncir el ojete” a los
cuarenta mil colombianos. “Wanchope” dibujó en el Atanasio Girardot,
seguramente el más hermoso gol de los últimos años (ponele quince, veinte, la
cifra que quieras…) del club, con una tijera perfecta en el aire, atrapando un
centro preciso de Espinoza, clavando la pelota en el palo opuesto de Armani,
que con su estirada infructuosa, hizo más precioso el gol.
Huracán
siguió intentando. Y tuvo su chance. Tiro libre recto en el medio, de poco más
de treinta metros, que Bogado disparó con potencia. Armani con dificultad dio
rebote, que le quedó servido a Ábila, que se apuró en definir cuando la bola no
le bajaba y la tiró alta y mal. Luego de esto, se generó un ida y vuelta
infernal. Un Globo jugado, ya con Chacana en cancha por San Román, dejaba
espacios que Nacional buscaba en las contras. Dos veces, el sensacional Marcos
Díaz, evitaba la caída de su arco en situaciones límite. Huracán daba todo,
pero las llegadas eran inocuas, no lograba generar peligro. Los minutos se
escurrían, y en el tercero del adicional, Nacional pegó en la contra y liquidó.
Copete que había ingresado, la picó ante el cruce de Nervo y la salida de Díaz
para hacer el cuarto, tras una contra en la que eran tres delanteros ante dos
defensores.
La
batalla planteada desde el fútbol pasó a otros terrenos tras el final.
Fritzler, Díaz, Bogado y otros se querían comer a Argote. Nosotros en Buenos
Aires también. La cosa también en el banco se puso picante, por una cargada
rival tras el cuarto gol, que generó patadas y trompadas. Feo ver a Huracán
así. Pero se entiende, porque duele en el alma ver como estos pibes se “rompieron
el culo” en la cancha y que un sorete disfrazado de árbitro les quite su chance
legítima de pelear en igualdad de condiciones ante un rival grande, de los
mejores de América, y de visitante con cuarenta mil hinchas en contra. Duele
mucho y se entiende la reacción del final. Tienen sangre y quieren ganar.
Orgullo
y emoción bien quemero.
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