jueves, 5 de mayo de 2016

Orgullo y emoción

El final del partido nos dejó una bronca acumulada tal, que nos hubiéramos comido el televisor. Pero eso pasó, y quedó la sensación de amargura, que tras casi un par de días, aún permanece. El preguntarse una y otra vez, porqué las “oscuras” decisiones de quienes en teoría deben impartir justicia, nos dejan siempre del lado de la impotencia, de la tristeza, de darnos cuenta que nada podemos hacer cuando los “acuerdos” ya están concretados.

Con un arbitraje, creo aún más escandaloso que el del propio Brazenas en 2009, Huracán quedó eliminado de la Copa Libertadores ante Atlético Nacional, plantando batalla cara a cara y vendiendo carísimo la derrota.

Orgullo y emoción. Eso genera este equipo.



  

Síntesis


Martes 3 de mayo de 2016

Copa Libertadores 2016 – Octavos de Final – Partido de Vuelta


Atlético Nacional (Medellín – Colombia) 4 – 2 Huracán

1-0: 23 1T Víctor Ibarbo (AN) de penal, tras inexistente falta de Bogado a Guerra.

1-1: 25 1T Cristian Espinoza (H) define de zurda fuerte, tras gran habilitación de Bogado luego que Ábila aguantara la pelota al borde del área.

2-1: 13 2T Alejandro Guerra (AN) define en posición sesgada, entre las piernas de Díaz, tras excelente pared con Berrío.

3-1: 23 2T Alejandro Guerra (AN) define de derecha a colocar, tras recibir un rechazo corto de San Román y amagar perfecto a la marca de Nervo.

3-2: 31 2T Ramón Ábila (H) con una tijera espectacular al ángulo superior derecho del arco de Armani, tras centro de Espinoza.

4-2: 48 2T Jonathan Copete (AN) define picando una contra ante Díaz y el cruce de Nervo, tras habilitación de taco de Torres.


Árbitro: José Argote - Venezuela (LADRÓN)


Amonestados: Ábila, Mancinelli, Bogado (H)

Expulsado: 7 2T Federico Mancinelli (H)


Atlético Nacional (Medellín – Colombia): Franco Armani; Daniel Bocanegra, Davinson Sánchez, Felipe Aguilar, Farid Díaz; Alexander Mejía, Sebastián Pérez; Andrés Ibargüen, Alejandro Guerra, Marlos Moreno; Víctor Ibarbo. DT: Reinaldo Rueda

Huracán: Marcos Díaz; José San Román, Martín Nervo, Federico Mancinelli, Luciano Balbi; Matías Fritzler, Mauro Bogado; Cristian Espinoza, Daniel Montenegro, Mariano González; Ramón Ábila. DT: Eduardo Domínguez.


Cambios: 0 2T Orlando Berrío por Ibarbo (AN) / 10 2T Mario Risso por Montenegro (H) / 16 2T Alejandro Romero Gamarra por González (H) / 28 2T Macnelly Torres por Moreno (AN) / 37 2T Jonathan Copete por Guerra (AN) / 40 2T Lucas Chacana por San Román (H).


Figura del partido: Alejandro Guerra (AN)

Figura de Huracán: Matías Fritzler



¿Se puede hablar del juego, cuando todo se tiñó de sospechas, de acusaciones y de enojos por doquier, por un árbitro a todas luces localista y parcial?

A ver….

En cuanto al juego, ni bien el mismo comenzó, se notó que Huracán no se iba a refugiar, y que le planteaba una propuesta atrevida al gran equipo que es Atlético Nacional. De entrada nomás, presionando bien arriba y con Fritzler como eje, el Globo tomaba el control del balón y se hacía notar. En diez minutos nada más, el árbitro comenzó su “show”, parándose cara a cara de Ábila con un empellón, clavándole una tarjeta amarilla, por continuar una jugada, que había sido invalidada por un offside, INEXISTENTE. Así empezó este personaje Argote.



Antes de eso, un cruce justo cuando Espinoza iba a rematar con peligro, y una acción que Mariano González no pudo resolver en el área, eran la pauta que Huracán no se quedaba atrás en el juego. A los ocho minutos, los locales encendieron la primera alarma al arco de Díaz, cuando un tiro libre de Bocanegra se estrelló en el travesaño. A pesar del fastidio, Ábila se las ingeniaba en combinación con Espinoza para generar riesgo y acercarse a los dominios de Armani.

En veinte minutos y monedas, todo era parejo (hasta se diría algo más Huracán), hasta que Argote metió la mano. Alejandro Guerra, lejos el mejor de Nacional esa noche, toma un mal despeje dentro del área, e intenta un sombrero por sobre Bogado para escapar de su marca. En ese momento, siente que Bogado estira su pie izquierdo, provocando un leve contacto, y cae pesadamente al piso como si lo hubieran ejecutado, cuando apenas lo rozaron. Argote, ni lento ni perezoso, marca el penal, que luego de las protestas, Víctor Ibarbo lo cambia por gol.

El Atanasio Girardot era un hervidero de gente bramando por la victoria. Dos minutos después, todo se apagó. Un saque lateral de San Román, cae en Ábila que, sobre el vértice del área grande, aguanta ante la marca, se acomoda y saca un pase hacia atrás a Bogado que llegaba suelto. Inteligente, le pone filtrado un pase al medio del área a Espinoza, que había buscado esa posición tras el despliegue de Ábila. El pibe controla y saca un zurdazo rápido, apenas dentro del área, que hizo inútil la estirada de Armani, para poner el empate en el minuto veinticinco. Sorpresa en Medellín, grito loco en Patricios y Buenos Aires. Justo un minuto antes de igualar la mayor racha sin anotar goles de toda la historia… y rompiendo el invicto de la valla de Armani en la Copa, de más de 650 minutos…

Creo sinceramente, que el gol de Huracán encendió nuevamente el “motor de Argote”, para destratar a nuestros jugadores. Comenzó por una amarilla sin sentido, en teoría por demorar, a Mancinelli, y volcando de forma sistemática el juego para el lado local, cobrando mancha a los jugadores quemeros, y “siga siga” ante los fouls de Nacional. El juego continuó parejo hasta el cierre de la etapa, con la salvedad que Nacional tuvo su mejor jugada, la única de riesgo de la etapa, un minuto antes del final: Andrés Ibargüen dibujó a pura gambeta una escapada en la izquierda, ridiculizando y dejando en el piso a San Román y Nervo, sobre la línea de fondo. Llegó al área chica, y ante la salida a achicar de Díaz, tocó simple a la llegada en soledad de Guerra, que a solo un metro y pico de la línea de gol, falló en su toque, y la tiró por sobre el larguero, antes del cierre desesperado de Mancinelli. Cierre de la etapa con un empate que se evidenciada justo, y que nos favorecía para la clasificación.

Era de prever, que el comienzo de la segunda parte nos iba a mostrar a un equipo local lanzado al ataque y tratando de dar el golpe de escena al partido rápidamente. Los primeros cinco minutos fueron así, con un Globo que tuvo que retroceder, para defender con firmeza, como Nervo que en un cruce salvador alejaba el peligro. El DT Rueda de Nacional, en el entretiempo realizó un cambio que pareció extraño, pero que rindió su fruto: sacó a su “estrella” Ibarbo, para que ingrese Berrío. Este morocho grandote, se paró como wing derecho, y desde el primer minuto complicó, y le dio mucho trabajo a Balbi, que no podía dominarlo.

Pero el referí, no estaba complacido, si su trabajo no llevaba al local a la ventaja. En una situación “tonta” del juego, inexplicablemente expulsa, con roja directa tal que hubiese sido una agresión, a Mancinelli, descalabrando los planes de Huracán, que en esa “treta” de Argote, se quedó sin uno de sus puntales. Allí, Domínguez pone a Risso para equilibrar un poco la fuerza defensiva, sacando a Montenegro y deshilachando las opciones defensivas. Pero era lo que el partido y la situación pedía.



De inmediato y contra la adversidad, Huracán casi se pone en ventaja, cuando Ábila en una contra exige una salvada magistral de Armani. Pero, no siempre es Navidad, y un par de minutos después, Alejandro Guerra se mete profundo en el área, tras una muy buena pared con Berrío, y de posición sesgada, le pasa con un remate bajo, la pelota por entre las piernas de Díaz, para anotar el 2 a 1. Allí Domínguez dobla la apuesta y Romero Gamarra se metió con muchas ganas en la cancha, en lugar de un desgastado González.

Las opciones de gol de Nacional, cerca de los veinte, seguían cayendo sobre Díaz. De milagro nomás, Ibargüen no anotó, pero trascartón, el mismo jugador se mete con amagues en el área, y es trabado justo por San Román. La mala fortuna hizo que la pelota quedara mansa para Alejandro Guerra, que con una gambeta deliciosa, rompe el esfuerzo de Nervo por tapar, y le clava un misil colocado al segundo palo a Marcos Díaz, haciendo inútil cualquier esfuerzo. Tres a uno, en la mitad del segundo tiempo, parecía lapidario. Más todavía cuando el propio Díaz, salva de forma sensacional el cuarto al mismo Guerra, ya a esta altura, la figura del partido.

Pero el orgullo y el amor propio de este grupo de jugadores, emociona. Desde los veinticinco en adelante, lejos de dar todo por concluido, Huracán adelantó sus líneas, la presión en el medio se redobló, y los esfuerzos se concentraron en materia ofensiva, con laterales que se mandaban, y volantes que corrían varios metros para llegar. Así tomaron el control del partido, y enmudecieron al estadio en el minuto treinta y uno, con un gol tremendo, que nos ponía a tiro del empate y el pase de ronda. Ramón Ábila, le hizo “fruncir el ojete” a los cuarenta mil colombianos. “Wanchope” dibujó en el Atanasio Girardot, seguramente el más hermoso gol de los últimos años (ponele quince, veinte, la cifra que quieras…) del club, con una tijera perfecta en el aire, atrapando un centro preciso de Espinoza, clavando la pelota en el palo opuesto de Armani, que con su estirada infructuosa, hizo más precioso el gol.



Huracán siguió intentando. Y tuvo su chance. Tiro libre recto en el medio, de poco más de treinta metros, que Bogado disparó con potencia. Armani con dificultad dio rebote, que le quedó servido a Ábila, que se apuró en definir cuando la bola no le bajaba y la tiró alta y mal. Luego de esto, se generó un ida y vuelta infernal. Un Globo jugado, ya con Chacana en cancha por San Román, dejaba espacios que Nacional buscaba en las contras. Dos veces, el sensacional Marcos Díaz, evitaba la caída de su arco en situaciones límite. Huracán daba todo, pero las llegadas eran inocuas, no lograba generar peligro. Los minutos se escurrían, y en el tercero del adicional, Nacional pegó en la contra y liquidó. Copete que había ingresado, la picó ante el cruce de Nervo y la salida de Díaz para hacer el cuarto, tras una contra en la que eran tres delanteros ante dos defensores.

La batalla planteada desde el fútbol pasó a otros terrenos tras el final. Fritzler, Díaz, Bogado y otros se querían comer a Argote. Nosotros en Buenos Aires también. La cosa también en el banco se puso picante, por una cargada rival tras el cuarto gol, que generó patadas y trompadas. Feo ver a Huracán así. Pero se entiende, porque duele en el alma ver como estos pibes se “rompieron el culo” en la cancha y que un sorete disfrazado de árbitro les quite su chance legítima de pelear en igualdad de condiciones ante un rival grande, de los mejores de América, y de visitante con cuarenta mil hinchas en contra. Duele mucho y se entiende la reacción del final. Tienen sangre y quieren ganar.

Orgullo y emoción bien quemero.




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