El
campeonato local es la deuda pendiente en todo sentido que mantiene el grupo
con su gente, por esto y por sobrevenir justo pocos días después de la
situación vivida en Venezuela y la posterior clara derrota por la Copa ante los
colombianos, el duelo clásico ante un San Lorenzo, puntero y embalado, se
tornaba una dura prueba para el Huracán de Eduardo Domínguez. Tras un trámite
parejo, en el que San Lorenzo pareció algo más y había logrado la ventaja, el
Globo no cejó en su búsqueda y encontró en la última jugada y con un jugador
menos, el desahogo del empate. Huracán una vez más renace y se levanta.
Síntesis
Sábado
27 de febrero de 2016
Primera
División – Transición 2016 – Zona B – Fecha 5
Huracán 1 – 1 San Lorenzo
0-1:
45 2T Fernando Belluschi (SL) de rastrón a centro de Cerutti, tras buen pase de
Musis.
1-1:
48 2T Ramón Ábila (H) con toque al gol dentro del área chica, tras un centro de
Romero Gamarra que baja hacia el medio Espinoza.
Árbitro: Fernando Rapallini - (horrible)
Amonestados: Bogado, Balbi, Araujo, Díaz (H) / Cerutti, Ortigoza,
Blanco, Caruzzo (SL)
Expulsado: 40 2T Mario Risso (H)
Huracán: Marcos Díaz; Carlos Araujo, Mario
Risso, Federico Mancinelli, Luciano Balbi; Matías Fritzler, Mauro Bogado;
Cristian Espinoza, Daniel Montenegro, Mariano González; Ramón Ábila. DT:
Eduardo Domínguez.
San Lorenzo: Sebastián Torrico; Gonzalo Prósperi, Matías Caruzzo, Paulo
Díaz, Emanuel Más; Fernando Belluschi, Néstor Ortigoza, Pablo Barrientos;
Ezequiel Cerutti, Nicolás Blandi, Sebastián Blanco. DT: Pablo Guede.
Cambios: 33 1T Martín Cauteruccio por Blandi
(SL) / 0 2T Franco Musis por Barrientos (SL) / 20 2T Alejandro Romero Gamarra
por Fritzler (H) / 22 2T Mauro Matos por Ortigoza (SL) / 33 2T Tomás Molina por
González (H).
Figura
del partido: Néstor
Ortigoza (SL)
Figura
de Huracán: Mauro Bogado
La
vuelta al torneo local no llegaba de la manera fácil. Un clásico, ante un rival
encumbrado y las llagas aún del cansancio y los golpes tras lo vivido en
Venezuela. Si bien la propuesta de San Lorenzo en los “papeles” es ofensiva, los
primeros minutos no lo demostraron, jugando ambos equipos más con el fin de
evitar una derrota que buscar la victoria. Poco era lo que hilaba Huracán de
juego, ya que casi no lograba pisar el área rival, a pesar del incesante
trabajo de Montenegro, que no encontraba en Espinoza, de bajo nivel, un socio
para llevar peligro a Ábila. En tanto, era a destajo la tarea de Bogado en la
contención y en el cuidado de los volantes de San Lorenzo, con un Ortigoza que
se comportaba como el titiritero de una estructura en la que se Cerutti, por la
banda derecha, complicaba mucho a un Balbi en bajo nivel.
No
obstante, las situaciones de gol se repartieron en la etapa, y ambos equipo no
lograron materializar acciones que dificulten mucho a Díaz y Torrico, por lo
que el primer tiempo cerró con empate en cero, con cierto conformismo de ambos
lados.
La
segunda parte comenzó algo más movida, salvando Torrico ante un remate de
Bogado y Díaz, con algo de embrollo, uno de Cerutti. Al rato, Huracán tendría
las que hasta allí serían la llegada más importante: Araujo le birla el balón a
un central al borde del área grande, y el rebote le llega a Ábila, que saca
rápido un pelotazo, que Torrico salva en tremenda forma. Pero el rebote le
quedó a la altura del punto penal a Montenegro en segunda jugada, que saca el
tiro esquinado, y otra vez Torrico, sensacional, alcanza a desviar al córner
por milímetros
Justo
promediando la etapa, y cuando el DT de San Lorenzo había decidido sacar a
Ortigoza, condicionado por su amonestación y juego brusco, llega la ventaja,
que en ese momento aparecía como algo injusta, ya que se dio en un rapto de
lucidez de su zona central, y de ese volante multifuncional que es Belluschi.
Musis lo encontró libre a Cerutti, que sobre la banda ganó en el pique corto
veloz, y despachó el centro al medio de rastrón, al que no llegó Matos ni el
cierre de Mancinelli, pero si Belluschi, que se arrastró y de tocó de zurda al
gol, ante un Díaz que nada tenía que hacer.
El
gol hizo que Huracán mantuviera la constancia en buscar, pero con menor
contención por la ausencia de Fritzler, que se había retirado con molestias,
por lo que se expuso un poco más atrás. Casi Mariano González ponía el empate
con un tiro que pasó cerca y un cabezazo de Ábila se fue alto, mostrando que
Huracán, sin todas sus luces, aún buscaba, aunque algo desprotegido. Igual el
DT apostó todo con el ingreso de otro delantero, el debutante Molina en lugar
de González, quedando Bogado y Mancinelli como bandera de un aguante defensivo
a la búsqueda que se cernía contra el visitante, que parecía no asimilar la
intención del Globo y se mantenía en sus intenciones de aumentar la diferencia.
Parecía
que el tiro de gracia llegaba para Huracán a cinco del final, cuando Rapallini
expulsa injustamente a Mario Risso, por una infracción en el círculo central
que no ameritaba la tarjeta roja. A partir de ahí, los minutos corrían
impiadosos, hasta que en el último de los cuatro minutos de adición, Huracán
tuvo su intento final, la apuesta a la última bola de la noche en el casino…
El
pelotazo al área fue despejado por Caruzzo. El rebote lo tomó Balbi por su
banda, que ante una marca, alargó correctamente a Romero Gamarra, quien había
sido “largado” en su marca por Prósperi. El Kaku despachó un centro con comba y
letal, que Espinoza en el segundo palo, con astucia se encargó de devolver
hacia el medio del área chica. Allí Molina la dejó pasar, Paulo Díaz no llegó a
cortar de cabeza, hasta que la pelota llegó donde debía: a los pies del siempre
ubicuo “Wanchope”, para que este la deposite en la red del arco cuervo, ante
Torrico y Caruzzo que permanecían atornillados en la línea y nada hicieron.
Empate,
explosión de gol, delirio y final del juego. Todo junto el pueblo quemero gritó
este gol, no por el hecho de festejar un empate (que quede claro), sino porque
es todo un símbolo, de luchar contra lo que venga: las vicisitudes conocidas,
un equipo remendado y con uno menos y ante uno de los punteros.
Huracán
siempre se reinventa. Sufre, cae, renace y se levanta.
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