La dicotomía de este Huracán
versión 2015, trae aparejado casos como este. El Globo venció de forma
inobjetable a River Plate en su estadio por el juego de ida de la Copa
Sudamericana, justo en la semana que tiene que resolver su permanencia en la
primera división del fútbol local. Tanto como eso, así es Huracán
Con el estadio a pleno, el
campeón de América recibía al Globo con toda la intención de imponer sus
condiciones. Pero esto nunca pasó. Huracán en casi todo el transcurso del juego
fue el dueño emocional del mismo, la mentalidad puesta en positivo y un
objetivo común que todos debían cumplir: la concentración y el esfuerzo. Con la
contención de esa base llegó el resto, con las dosis necesarias de
inteligencia, dadas en gotas.
Como prueba de esto el juego
arrancó con un cabezazo de Nervo tras un corner que deja a Ábila en soledad
para poder definir, pero sin arquero el “nueve” le pifia a los siete metros y
la tira afuera. Un aviso la marca de la impronta que tendría el partido. La
presión en todo momento era el distintivo de Huracán, desde sus delanteros en
adelante, todos con la idea de no dejar moverse a la mitad de la cancha de
River, sobretodo no dejar que Kranevitter se consolide.
A un minuto del primer cuarto
de hora, Nervo recupera en su campo por derecha, traspasa la mitad de la cancha
y toca a callejón central para un Montenegro liberado de marcas. Este
rápidamente, saca un preciso pase entre los centrales al pique de Espinoza,
pero el siete pierde la posición con el lateral Casco. No obstante, el ex
Newells hace lo que no tenía que hacer, intentar un rechazo hacia adentro de su
defensa, y se encuentra con el pie estirado de Espinoza intentando tapar. La
pelota rebota en el pibe quemero con fuerza, y con una parábola loca, que hizo
que Barovero no atine a ninguna defensa, y viera su valla caer de forma tonta.
De chicos a esa jugada, le decíamos “la Pavota” o “hizo un gol de pavota”. Uno
a cero para el Globo y alegría en el pecho de los quemeros. ¡Grande el siete
bravo de Huracán!
Aquí se presentó el momentos
donde nosotros, los hinchas empezamos a . Recordábamos la final de la
Supercopa, donde la postura fue el “aguante”, y eso nos hacía desesperar. Pero
no. La astucia primó, y los intentos de River fueron blandos, en general
centros que morían en la pelada de Mancinelli, infranqueable o de Nervo. Solo
San Román pasaba contratiempos con un Gonzalo Martínez, que como en sus tiempos
normales en Huracán, no terminaba nada bien. Las mejores chances las siguió
teniendo el Globo, ya que hasta hubo un pedido de penal, en una escapada y
posterior caída de Ábila en el área, que en mi opinión, fue simulada.
Para la segunda parte,
Gallardo se jugó con dos cambios, buscando revolver el avispero propio, y algo
más de luz consiguió, sobretodo con Lucho González, que trataba de ser el
enganche que a su equipo le faltaba. Pero enseguida Domínguez buscó equilibrar,
con Sotelo por un Montenegro averiado y que llegaba justo al duelo. Corrieron
los minutos y las llegadas de River se diluían. Tuvo riesgo una llegada al
fondo de Casco por su lateral que no supo definir en buena posición. Poco
antes, una buena jugada en conjunto de Huracán no pudo ser resuelta por
Espinoza. Poco después, en una contra, el siete quemero la tendría “a punto
caramelo”, pero su remate se fue muy torcido y lejos.
La mejor opción de River, la
tuvo el ingresado Saviola cerca de los treinta, la mandó por arriba cuando era
fácil convertir. Otra buena del rival se cortó con un soberbio cierre de
Mancinelli. A falta de diez minutos, la máquina física de Huracán bajó su
intensidad, por lo que trató a partir de allí que corran los minutos. Pero las
piernas ya no respondían igual y empezó a surgir el amor propio. Y así los
minutos finales iban pasando, River chocaba contra sus propias limitaciones y
una defensa férrea, y Huracán se paraba para intentar alguna contra. Lo que
finalmente pasó, en el tercer minuto adicional.
Tras una escapada por su
banda de San Román, lo poco bueno que hizo en el juego, su pase en diagonal
deja solo a Ábila, quien al borde del área, ante la salida de Barovero lejana y
el cruce de dos defensas, se toma su tiempo, y pica la pelota por sobre los
cuerpos, con la mala fortuna que la misma, camino a la red y a la apoteosis,
choca con el travesaño.
Final de un triunfo que
quedará para siempre en el recuerdo, seguramente como el más importante
obtenido en esa cancha siempre tan esquiva en alegrías. Pero la cita importante
que el Globo posee para el lunes próximo, agota la chance de festejarla como
corresponde, y pone al equipo de lleno a dejar de lado rápido esta victoria, y
mantenerse concentrado tras un objetivo que, de no lograrse, dejará todo su
esfuerzo en la nada.
River Plate 0 – 1 Huracán
River Plate: Marcelo Barovero; Gabriel
Mercado, Jonathan Maidana, Emanuel Mammana, Milton Casco; Carlos Sánchez,
Matías Kranneviter, Sebastián Driussi, Gonzalo Martínez; Rodrigo Mora, Lucas
Alario. DT: Marcelo Gallardo.
Huracán: Marcos Díaz; José San Román, Martín
Nervo, Federico Mancinelli, Luciano Balbi; Mauro Bogado, Federico Vismara;
Cristian Espinoza, Patricio Toranzo, Daniel Montenegro; Ramón Ábila. DT:
Eduardo Domínguez.
Cambios: 0 2T Luis González por Driussi y
Tabaré Viudez por Martínez (RP) / 9 2T Guillermo Sotelo por Montenegro (H) / 17
2T Javier Saviola por Mora (RP) / 33 2T Nicolás Bruna por Toranzo (H) / 43 2T
Iván Moreno y Fabianesi por Espinoza (H).
Goles: 14 1T Cristian Espinoza (H) de
rebote desviando el balón con su pie derecho, tras un erróneo despeje de Casco
en el borde del área grande que descoloca a Barovero.
Árbitro: Andres Cunha (aceptable)
Amonestados: San Román, Nervo, Díaz (H)
Figura del partido: Federico Mancinelli
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