Sin dudas el triunfo ante Cruzeiro nos había predispuesto
a todos de manera especial. Le daba valor a los empates de visitante, y nos
dejaba la puerta abierta a la clasificación a la siguiente fase, con una
victoria ante el último del grupo, que llevaba cuatro partidos perdiendo y sin
goles. Siendo francos, al clasificar, todos ya lo tomamos como meta cumplida.
Pero el devenir de las jornadas nos mostró que se podía superar la vara, que no
estaba para nada lejos y solo de nosotros dependía. A esto, la cuestión
deportiva, se le podía agregar el incentivo económico, para club y plantel, ya
que una importante suma en dólares por premios estaba al alcance. Y ni que
hablar del tema del “prestigio”, ese bien que desde hace cuarenta años nos
encargamos de tirar al suelo y pisotear hasta estropearlo completamente.
Por todo esto, ¿qué puede pasar por la cabeza de un grupo
de personas que tienen ese buen objetivo por delante y que es a la vista
posible?
¿Tal vez sobreestima? El hecho de dar por ganado el juego
antes de jugarlo, yo lo doy por tierra, ya que jamás en noventa minutos afloró
cierta dosis de rebeldía, de enjundia o ganas de dar vuelta la situación.
¿Desidia? Si fuera así, yo me pregunto, ¿por qué? ¿Ni el
incentivo económico te subyuga?
¿Boicot? Es lo último que siempre trato de pensar, pero
la historia reciente, por caso la salida de Kudelka, me deja pensando…
Por más que teoricemos, jamás lo sabremos. Lo que si
sabemos, es que se tiró a un tacho de basura grande una chance linda de juntar
logros deportivos, dinero y prestigio. ¿Se podía perder? Claro que sí. Pero no
así, si reacción alguna, sin vergüenza, sin intentarlo.
En cuanto al partido, que se jugó en un estadio semi -
desierto, dando la pauta de lo que importa para esa comunidad, desde el
comienzo parecía que Mineros era quien precisaba ganar, y Huracán era
venezolano. Tan así, que a los nueve minutos, a la salida de un córner, la
pelota deriva en la izquierda a Angelo Peña, que se deshace fácil de Villarruel
y encara al arco, definiendo con una “vaselina” por encima de Díaz, que en
soledad y de arremetida Valoyes, el enemigo público número uno de Huracán, de
cabeza en el área chica termina de meter en el arco.
Si alguien pensó que la desventaja, iba a encender el
motor del “amor propio” en los jugadores, se equivocó. Solo hubo
aproximaciones, de la mano de Ábila, que lejos estuvieron de catalogarse como
peligrosas. Incluso, el nueve del Globo, en ese rato del partido, fue muy
maltratado, recibiendo golpes a diestra y siniestra, pero sin beneficio alguno.
Así fueron corriendo los minutos y a perderse el primer tiempo con un Huracán
lento, y hasta indolente. Pero el rival juega y seguía machacando transformando
a Marcos Díaz en figura, hasta que logró el segundo gol, echando por tierra
muchas esperanzas. En el minuto 39, pierde Toranzo en campo ajeno y tras buena
corrida de Guerra por banda izquierda y un pésimo retroceso de la defensa, la
pelota llega a la media luna, para Peña, que en un mismo acto alargó a Valoyes,
que entraba solo por derecha, y con fuerte remate cruzado, hizo estéril el
esfuerzo de Marcos Díaz, anotando el dos a cero.
En el segundo tiempo, el intento del entrenador con
cambios ofensivos, Torassa y el regreso de Espinoza por Villarruel y Domínguez,
no hizo absolutamente ningún efecto. Ni siquiera Montenegro reemplazando a un
Toranzo exasperante, fue revulsivo. Hubo intentos, hasta algún gol anulado
correctamente, pero a esa altura Mineros ya jugaba a lo que le convenía. Dejar
correr los minutos “haciendo tiempo” de forma flagrante con el permiso del
árbitro, pero aprovechando la inexistencia de la contención del Globo y
partiendo de contraataque fácilmente. Así se gestó el tercero, el que terminó
de derrumbar todo, en el minuto 19. Rafael Acosta gana una pelota en el medio y
se lanza por izquierda, combinando con Guerra, que se mete al área gambeteando
gente como postes. Allí le deja el gol servido a Acosta que seguía la jugada,
que remata, pero se encuentra con una buena tapada de Díaz, que no puede evitar
el rebote, por lo que la pelota le fue a parar otra vez a Acosta, que no falla
y la clava fuerte y arriba para el gol lapidario.
Allí se terminó todo, y Huracán lo supo. Bah, creo que ni
llegó a jugarlo nunca, ya que ni una vez se encendió la llama de la rebeldía. Actuaciones
individuales flojísimas, una extraña desconexión entre líneas, errores
infantiles hasta en pases cortos y una postura defensiva endeble y permisiva
fueron las características de un Huracán que nunca buscó ganar, sino malgastar
una buena oportunidad. Una forma de actuar que no podemos entender, y que
sumerge a los quemeros sanos en la tristeza.
Síntesis
Mineros (Guayana – Venezuela) 3 – 0 Huracán
Mineros (Guayana – Venezuela): Luis Romero; Anthony Matos, José Velázquez, Edixon Cuevas, Alberto
Cabello; Angelo Peña, Rafael Acosta, Edson Castillo, Alejandro Guerra; Zamir
Valoyes, Rubén Rojas. DT: Antonio Franco.
Huracán: Marcos Díaz; Federico Mancinelli, Martín Nervo, Eduardo Domínguez, Luciano
Balbi; Lucas Villarruel, Federico Vismara; Edson Puch, Patricio Toranzo,
Alejandro Romero Gamarra; Ramón Ábila. DT: Néstor Apuzzo.
Cambios: 0 2T Agustín
Torassa por Domínguez y Cristian Espinoza por Villarruel (H) / 14 2T Arnold
López por Peña (M) / 16 2T Daniel Montenegro por Toranzo (H) / 25 2T Ebby Pérez
por Guerra (M) / 39 2T José Navarro por Acosta (M).
Goles: 9 1T Zamir Valoyes (M) / 39 1T Zamir Valoyes (M) / 19 2T Rafael Acosta
(M)
Árbitro: Daniel Fedorczuk
(mal)
Amonestados: Romero, Acosta,
Castillo, Velázquez (M) / Balbi (H).
Figura del partido: Zamir Valoyes (M)
Figura de
Huracán: Marcos Díaz
No hay comentarios:
Publicar un comentario