viernes, 24 de abril de 2015

Una vergonzosa clase magistral sobre como tirar todo a la basura

Sin dudas el triunfo ante Cruzeiro nos había predispuesto a todos de manera especial. Le daba valor a los empates de visitante, y nos dejaba la puerta abierta a la clasificación a la siguiente fase, con una victoria ante el último del grupo, que llevaba cuatro partidos perdiendo y sin goles. Siendo francos, al clasificar, todos ya lo tomamos como meta cumplida. Pero el devenir de las jornadas nos mostró que se podía superar la vara, que no estaba para nada lejos y solo de nosotros dependía. A esto, la cuestión deportiva, se le podía agregar el incentivo económico, para club y plantel, ya que una importante suma en dólares por premios estaba al alcance. Y ni que hablar del tema del “prestigio”, ese bien que desde hace cuarenta años nos encargamos de tirar al suelo y pisotear hasta estropearlo completamente.

Por todo esto, ¿qué puede pasar por la cabeza de un grupo de personas que tienen ese buen objetivo por delante y que es a la vista posible?
¿Tal vez sobreestima? El hecho de dar por ganado el juego antes de jugarlo, yo lo doy por tierra, ya que jamás en noventa minutos afloró cierta dosis de rebeldía, de enjundia o ganas de dar vuelta la situación.
¿Desidia? Si fuera así, yo me pregunto, ¿por qué? ¿Ni el incentivo económico te subyuga?
¿Boicot? Es lo último que siempre trato de pensar, pero la historia reciente, por caso la salida de Kudelka, me deja pensando…

Por más que teoricemos, jamás lo sabremos. Lo que si sabemos, es que se tiró a un tacho de basura grande una chance linda de juntar logros deportivos, dinero y prestigio. ¿Se podía perder? Claro que sí. Pero no así, si reacción alguna, sin vergüenza, sin intentarlo.




En cuanto al partido, que se jugó en un estadio semi - desierto, dando la pauta de lo que importa para esa comunidad, desde el comienzo parecía que Mineros era quien precisaba ganar, y Huracán era venezolano. Tan así, que a los nueve minutos, a la salida de un córner, la pelota deriva en la izquierda a Angelo Peña, que se deshace fácil de Villarruel y encara al arco, definiendo con una “vaselina” por encima de Díaz, que en soledad y de arremetida Valoyes, el enemigo público número uno de Huracán, de cabeza en el área chica termina de meter en el arco.

Si alguien pensó que la desventaja, iba a encender el motor del “amor propio” en los jugadores, se equivocó. Solo hubo aproximaciones, de la mano de Ábila, que lejos estuvieron de catalogarse como peligrosas. Incluso, el nueve del Globo, en ese rato del partido, fue muy maltratado, recibiendo golpes a diestra y siniestra, pero sin beneficio alguno. Así fueron corriendo los minutos y a perderse el primer tiempo con un Huracán lento, y hasta indolente. Pero el rival juega y seguía machacando transformando a Marcos Díaz en figura, hasta que logró el segundo gol, echando por tierra muchas esperanzas. En el minuto 39, pierde Toranzo en campo ajeno y tras buena corrida de Guerra por banda izquierda y un pésimo retroceso de la defensa, la pelota llega a la media luna, para Peña, que en un mismo acto alargó a Valoyes, que entraba solo por derecha, y con fuerte remate cruzado, hizo estéril el esfuerzo de Marcos Díaz, anotando el dos a cero.

En el segundo tiempo, el intento del entrenador con cambios ofensivos, Torassa y el regreso de Espinoza por Villarruel y Domínguez, no hizo absolutamente ningún efecto. Ni siquiera Montenegro reemplazando a un Toranzo exasperante, fue revulsivo. Hubo intentos, hasta algún gol anulado correctamente, pero a esa altura Mineros ya jugaba a lo que le convenía. Dejar correr los minutos “haciendo tiempo” de forma flagrante con el permiso del árbitro, pero aprovechando la inexistencia de la contención del Globo y partiendo de contraataque fácilmente. Así se gestó el tercero, el que terminó de derrumbar todo, en el minuto 19. Rafael Acosta gana una pelota en el medio y se lanza por izquierda, combinando con Guerra, que se mete al área gambeteando gente como postes. Allí le deja el gol servido a Acosta que seguía la jugada, que remata, pero se encuentra con una buena tapada de Díaz, que no puede evitar el rebote, por lo que la pelota le fue a parar otra vez a Acosta, que no falla y la clava fuerte y arriba para el gol lapidario.

Allí se terminó todo, y Huracán lo supo. Bah, creo que ni llegó a jugarlo nunca, ya que ni una vez se encendió la llama de la rebeldía. Actuaciones individuales flojísimas, una extraña desconexión entre líneas, errores infantiles hasta en pases cortos y una postura defensiva endeble y permisiva fueron las características de un Huracán que nunca buscó ganar, sino malgastar una buena oportunidad. Una forma de actuar que no podemos entender, y que sumerge a los quemeros sanos en la tristeza.



Síntesis

Mineros (Guayana – Venezuela) 3 – 0 Huracán

Mineros (Guayana – Venezuela): Luis Romero; Anthony Matos, José Velázquez, Edixon Cuevas, Alberto Cabello; Angelo Peña, Rafael Acosta, Edson Castillo, Alejandro Guerra; Zamir Valoyes, Rubén Rojas. DT: Antonio Franco.

Huracán: Marcos Díaz; Federico Mancinelli, Martín Nervo, Eduardo Domínguez, Luciano Balbi; Lucas Villarruel, Federico Vismara; Edson Puch, Patricio Toranzo, Alejandro Romero Gamarra; Ramón Ábila. DT: Néstor Apuzzo.

Cambios: 0 2T Agustín Torassa por Domínguez y Cristian Espinoza por Villarruel (H) / 14 2T Arnold López por Peña (M) / 16 2T Daniel Montenegro por Toranzo (H) / 25 2T Ebby Pérez por Guerra (M) / 39 2T José Navarro por Acosta (M).

Goles: 9 1T Zamir Valoyes (M) / 39 1T Zamir Valoyes (M) / 19 2T Rafael Acosta (M)

Árbitro: Daniel Fedorczuk (mal)

Amonestados: Romero, Acosta, Castillo, Velázquez (M) / Balbi (H).

Figura del partido: Zamir Valoyes (M)

Figura de Huracán: Marcos Díaz


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